Es tu oportunidad, compruébalo con tus ojos
Cuando llegue a Brasil de la mano de la que ahora es mi compañera, encontré un país alegre y muy dinámico y dónde toda la gente, fuera andando, en carro (coche) o en bicicleta, tenía el celular en la mano hablando alegremente, casi siempre con una sonrisa en la cara. En todos los lugares y a cualquier hora tienen el móvil pegado a la oreja aunque a veces creo que es hasta innecesario pues hablan tan fuerte que, en la distancia, su interlocutor podría escucharle.
Para nada me encontré el mito falsamente difundido de que en Brasil nadie trabaja.
Muy al contrario.
En Brasil casi toda la gente tiene más de un trabajo, uno del estado y otros privado, y, además de eso, estudia para sacar unas oposiciones que, o bien le den una tranquilidad económica de por vida, o que le hagan progresar en el escalafón de su trabajo.
Pero como quiero decir todo, los pros y contras, para que no existan malos entendidos y nadie me acuse de guardarme información sensible, la administración brasileña es tan lenta como mis dos tortugas, también brasileñas ellas, aunque en su caso que más bien es problema del pesado y mal diseñado caparazón, pues seguramente hace millones de años no había ninguna sensibilidad por el diseño y la ergonomía. Así que decía que era lenta -como en España me diréis-, pero además de eso, es atrasada legal y socialmente, y eso por no hablar de que las diferentes 3 administraciones, federal, estado y municipio, no están conectadas informáticamente y es común tener que solicitar varios impresos originales del mismo certificado para cada una.
Así que si os decidís a iniciar la aventura brasilera, hacedlo con todos los papeles en regla y en la maleta traed un buen cargamento de paciencia y sonrisas.
Las vais a necesitar!
Salud y Suerte!